Entrada para el "
Carnaval de cuidados" sobre la temática de los informes de enfermería.
Cuando se da un intercambio de ideas sin prejuicios ni prepotencia se obtiene el mejor fruto de la llamada "inteligencia colectiva".
Tratando de responder a la necesidad mostrada por los usuarios de
recibir información sobre la atención recibida de modo que le fuese fácil de entender surgió la duda de si los llamados "informe de cuidados de enfermería" (ICE) deben contener lenguaje técnico-profesional o estar adaptados a su destinatario legal: el paciente. Se habló básicamente de que los informes SI deben contener lenguaje técnico mientras que las RECOMENDACIONES deben estar redactadas de modo que garanticen su compresión por parte del usuario.
Mi análisis y mi experiencia con este tema son limitados, pero me llama la atención la aparente "desconexión" entre los dispositivos asistenciales (como si el paciente fuese una persona diferente en cada nivel de atención) y el reflejo de esa desconexión al plano documental. Muchas veces ese desconocimiento viene "de dentro" pues much@s 'individu@s' llamados a 'empujar' en el sentido de mejorar el reflejo de la comunicación de las necesidades de cuidados entre profesionales se desmarcan con desprecio cuando no tratan de bloquear cualquier avance escudándose en una supuesta actitud despectiva de los compañeros de ese "otro lado".
Ahora bien
¿a quien destinamos nuestros cuidados y por ende la información a la que legalmente tienen derecho?
-A los pacientes...
¿sólo? (···)
Claro que no. Los ICE son un derecho del usuario pero tienen otros dos "destinos" que no debemos olvidar:
*Un
destino "Institucional" que puede tener como consecuencia su uso para la
distribución de los recursos a asignar en el cuidado de los ciudadanos y que sirve claramente de
herramienta de investigación de la seguridad, eficacia y eficiencia de los cuidados que se prestan. También entraría en este destino del ICE el servir de herramienta base de la
continuidad asistencial entre niveles asistenciales... pero ello requiere (creo) un desarrollo más profundo.
*Un
destino "Legal" que sirve como
certificado de lo que los profesionales valoraron, definieron, planificaron , actuaron y volvieron a evaluar durante la estancia del paciente en su institución.
¿Cómo operativizar efectivamente que el ICE sea la herramienta de continuidad asistencial que necesita el sistema de salud?
El principal problema que he observado en lo referente a la continuidad asistencial es que, hasta hace poco, no había existido un 'repositorio común' de los documentos en los que se sustancia la asistencia sanitaria a un usuario y que cualquier alerta "punto a punto" debía pasar varios puentes de mensajería para dar con el destinatario... por desgracia en mi medio sigue siendo así; una enfermera que 'genera' un alta en una unidad debe enviar una copia de ese ICE a un punto centralizador de su centro que es quien los envía al punto centralizador de ese "otro lado" para que sea allí donde se distribuya a los profesionales que tienen a su cargo la CIP del usuario (total 36 horas siendo optimista).
Pero ¿es necesario este rollo sobre el camino del ICE?
Sólo conociendo los detalles y los porqués de nuestro actual proceder podremos remodelarlo para mejorarlo. En este caso en los lugares donde se cuenta con una "carpeta de salud" o una Historia clínica electrónica unificada la solución al problema de la alerta temprana pasa por la automatización de ciertos disparadores que pongan en el buzón del profesional adecuado el enlace al informe en cuestión. Donde no se dispone de las herramientas avanzadas las soluciones exigen la más dura de las tareas... hablar, coordinarse... querer hacerlo porque se sabe que es lo mejor para el usuario.
¿Puede el mismo documento dar la información necesaria/requerida en cada 'destino'?
Sin duda NO. Los ICE redactados desde las aplicaciones de cuidados deberían generar 2 versiones:
Una versión "resumida en lenguaje plano" impresa que incluyese las recomendaciones al paciente (con los enlaces a los recursos de apoyo web/multimedia en forma de bidi) y cuya comprensión sería necesario garantizar con un esfuerzo de "lectura conjunta" (como indicó Mª Luisa Ruiz en un comentario a la entrada anterior de este tema) desde mi punto de vista es la mejor forma de garantizar que el ICE cumple su principal función en beneficio de su destinatario legal. Esta versión quedaría incluida en formato electrónico en el repositorio institucional con un enlace a la versión completa del mismo.
Una versión "completa" no impresa incluida en el repositorio institucional con los códigos de los diagnósticos, objetivos y actividades realizadas y con los comentarios y observaciones que, al alta, se quiera hacer llegar a los profesionales que van a continuar con la labor asistencial. La entrega de la versión resumida se incluiría como actividad "al alta" con un enlace al documento entregado al usuario. La generación de esta versión del informe sería el "disparador" de la alerta dirigida al buzón del dispositivo o profesional que tenga asignada la labor de continuidad asistencial.
En fin, no me alargo más que tampoco es tanto lo que puedo aportar y espero que del intercambio surjan las ideas verdaderamente interesantes.
EDICIÓN 21/11/2014
Hoy
en Facebook José Luis Castellano Cabrera comentó esto respecto a la entrada:
El documento me parece clave. Le puedo sacar partido no perdiendo de vista lo ideal, la utopía:
- que sea el paciente el que lidere su proceso salud-enfermedad, la forma en que participa y es servido por el sistema sanitario, acompañado por sus familiares y amigos
- que su paso por este sistema de atención sanitaria no sea a trompicones entre niveles escalonados o estancos, sino un paseo entre ámbitos de atención sanitaria
-que faciliten este proceso todos los profesionales implicados, liderados por enfermería (no distingo entre comunitaria / hospitalaria, especializada en valoración-gestión de casos-IC / asistencial).
La historia clínica está viva y sirve de conductor si está centrada en el enfermo y este mismo participa en la elaboración: tecnológicamente es cada vez más factible, profesionalmente sólo lo será si nos centramos en el paciente.