Cuando se intenta poner en marcha una mejora en un trabajo que se realiza en equipo es imprescindible la participación de sus miembros bien directamente, bien mediante representación. Las comisiones de diversos enfoques que existen en los centros sanitarios son foros reconocidos oficialmente en los que se articula la participación de los profesionales y trabajadores en la actividad de la institución desde un punto de vista puramente técnico y científico.
El papel de nuestra profesión en dichas comisiones era, en un principio, un fiel reflejo del status que se le asignaba a un "oficio" subordinado; aunque en la práctica las observaciones y aportaciones de las enfermeras en las comisiones fueran de gran ayuda para detectar y afrontar problemas por su conocimiento de la situación "sobre el terreno" la profesión se encontraba subrepresentada y sus argumentos eran silenciados con datos que no estaban a su alcance o con el ramplón argumento de la autoridad.
Pasado el tiempo y gracias al esfuerzo que nuestras antecesoras hicieron para conseguir que ese "oficio" tuviese una formación reglada de caracter universitario la presencia de la enfermería en las comisiones dejó de ser algo puntual para tener más calado, pero seguían faltando argumentos y sobraban los temas de interrelación entre otros profesionales para llenar las agendas; los bostezos entre los que se debatían aquellas compañeras mientras los 'especialitos' se sacaban hasta el hígado por usar tal o cual antibiótico o por quien se hacía cargo de una u otra patología no eran de indolencia, eran por no reir.
"¿y que hay de nuestro libro?" se preguntaban, porque los temas de cuidados sólo surgían para recibir el peso de la culpa cuando convenía siendo por lo demás ignorados en su ser. Porque, si bien es cierto que en un centro hospitalario el paciente al que cuidamos no es distinto del que está siendo diagnosticado y tratado de una dolencia; esto es, el paciente es uno y el equipo lo atiende conjuntamente desde sus distintos focos. No es menos cierto que existe un 'equipo de cuidados' que realiza también su labor multidisciplinar a pie de cama con, hay que decirlo, su complejidad y sus desencuentros.
Los temas de cuidados tienen la suficiente entidad e importancia para la actividad de una institución sanitaria como para merecer un foro profesional propio en el que se estudien los problemas que existen en la actividad que realizamos; esos que afectan a los pacientes y que a ningún médico le competen porque son FACULTAD del equipo de enfermería, temas de relación entre las unidades, de comunicación en el equipo, de flujos de información, de crear procedimientos comunes que estandaricen la práctica profesional en el centro, temas...
Ergo surgen las Comisiones de cuidados. Pero he te aquí que una vez sensibilizada la administración sobre la necesidad de este foro profesional en los centros y avanzados en su creación y puesta en marcha encontramos que su nombre diáfano y claro necesita un apellido y que este genera, al parecer, confusión: Clínica.
No parece ser discutible que el trabajo de enfermería en un hospital, sobre todo en las unidades de hospitalización es un trabajo "a pié de cama" que es la raíz etimológica de la palabra en cuestión y que; perdón por la rotundidad, desde el inicio de la historia antes de haber una persona desentrañando el quid de una patología y su tratamiento junto a un humano enfermo había otro que se encargaba de CUIDAR. Esto es, en llano, antes de haber un médico -clinico- había una enfermera -clinica- al lado del enfermo.
Pero el peso de la historia no es un argumento para nada y debemos reconducir esta confusión al terreno de la lógica operativa lejos de bizantinas disputas etimológicas. No sería concebible que un foro de trabajo sobre trámites y procedimientos administrativos, liquidación de partidas presupuestarias etc. dependiera de dirección de enfermería como tampoco lo es que una comisión sobre cuidados dependa orgánicamente de una dirección médica.
¿Es esto lo importante? NO. Lo importante es integrar a un conjunto de profesionales que asesoren e informen sobre los documentos y registros, sobre las acciones y sus consecuencias, sobre posibilidades y barreras; un equipo que sea oídos y voz, colector y difusor que se forme y que forme.
Cierto es que el liderazgo no es orgánico, pero si la iniciativa. Se puede estar más o menos de acuerdo con los focos de esta iniciativa, pero ¿no es mejor iniciativa que desidia?.
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