Créditos contra el descrédito
Hago esta entrada desde un punto de vista personal y, en este caso, como una confesión de ignorancia.
En los 18 años que llevo en esto he acudido a unos 16 congresos/jornadas de todos ellos he regresado con el correspondiente certificado de asistencia... supongo que habrá a quien todo eso le parezca mucho y otro grupo permanecerá silencioso pensando "que pocos..." pero no es de cantidad de lo que quiero hablar.
En nuestro actual sistema la asistencia a los 'eventos' tiene un coste con doble factor (o triple) el primero es el factor económico directo que se refiere a la inscripción en dichas actividades pues si bien existe un buen número de ellas gratuitas (por ejemplo; la del próximo día 23 en el MSC sobre el informe final de proyecto SENECA) lo cierto es que las inscripciones de estas actividades representan unas cifras considerables a las que se añaden los talleres si se quiere participar en ellos. Este coste se encuentra, desde mi punto de vista sobrevalorado por motivos contables que no vienen al caso o sí, pero no es el centro de este discurso.
A ese coste se añade el del necesario desplazamiento y alojamiento en el caso de no celebrarse en nuestra ubicación cosa que, para los que somos de sitios chulos y llenos de encanto es algo habitual (!!!ahí queda eso¡¡¡) .
Ambos costes económicos son sufragados directa o indirectamente por el congresista/interesado y/o "financiados" por... y paro de contar que, repito, no es el camino de hoy.
Pero hay un coste que por repercutir en tod@s no es de nadie y que es el del tiempo que la administración (en su caso) concede a sus trabajadores para acudir a dichos eventos.
Nadie puede cuestionar que en ocasiones así se produce intercambio de información por múltiples vías; que van desde las mismas ponencias que se escuchan y se tiene ocasión de comentar, los distintos posters que se ven, los talleres, la muestra comercial con su documentación y contacto directo con los productos, la interacción con compañer@s de distintos centros que afrontan problemas parecidos... es innegable que, si se quiere, se puede asimilar, compartir, aprender.
Pero es también innegable que la recogida de la documentación no garantiza para nada dicha actividad y que existen 'ovejas negras' que se apuntan a eventos en los lugares más remotos para "otras actividades" más ociosas... por ello me agradó ver que en el II congreso nacional de enfermería en cirugía se controlaba la entrada y salida de las salas de sesiones mediante un chip RDIF en la tarjeta de congresista como veis en esta foto de la mía.
El asunto es que, por lo menos los créditos de CfC se otorgan en base a esos registros y a la valoración que cada congresista hizo de cada una de las ponencias y comunicaciones a las que acudió. Desde mi punto de vista es un avance aunque sé que "hecha la ley hecha la trampa" y que la picaresca es una característica social muy marcada en nuestra sociedad a la que no somos ajenos. Se trata de una tecnología relativamente barata ya y que, por lo menos, exige cierta molestia para 'saltarsela' y a las personas que acuden con rigor les registra de modo sencillo y fácil su actividad en el evento sin preocuparse de firmar en hojas que se pierden.
Tardaremos en ver que se exijan los créditos de CfC para justificar los permisos por congresos/jornadas, pero sería lo lógico si un sistema como este se emplease, ¿no?.
En los 18 años que llevo en esto he acudido a unos 16 congresos/jornadas de todos ellos he regresado con el correspondiente certificado de asistencia... supongo que habrá a quien todo eso le parezca mucho y otro grupo permanecerá silencioso pensando "que pocos..." pero no es de cantidad de lo que quiero hablar.
En nuestro actual sistema la asistencia a los 'eventos' tiene un coste con doble factor (o triple) el primero es el factor económico directo que se refiere a la inscripción en dichas actividades pues si bien existe un buen número de ellas gratuitas (por ejemplo; la del próximo día 23 en el MSC sobre el informe final de proyecto SENECA) lo cierto es que las inscripciones de estas actividades representan unas cifras considerables a las que se añaden los talleres si se quiere participar en ellos. Este coste se encuentra, desde mi punto de vista sobrevalorado por motivos contables que no vienen al caso o sí, pero no es el centro de este discurso.
A ese coste se añade el del necesario desplazamiento y alojamiento en el caso de no celebrarse en nuestra ubicación cosa que, para los que somos de sitios chulos y llenos de encanto es algo habitual (!!!ahí queda eso¡¡¡) .
Ambos costes económicos son sufragados directa o indirectamente por el congresista/interesado y/o "financiados" por... y paro de contar que, repito, no es el camino de hoy.
Pero hay un coste que por repercutir en tod@s no es de nadie y que es el del tiempo que la administración (en su caso) concede a sus trabajadores para acudir a dichos eventos.
Nadie puede cuestionar que en ocasiones así se produce intercambio de información por múltiples vías; que van desde las mismas ponencias que se escuchan y se tiene ocasión de comentar, los distintos posters que se ven, los talleres, la muestra comercial con su documentación y contacto directo con los productos, la interacción con compañer@s de distintos centros que afrontan problemas parecidos... es innegable que, si se quiere, se puede asimilar, compartir, aprender.
Pero es también innegable que la recogida de la documentación no garantiza para nada dicha actividad y que existen 'ovejas negras' que se apuntan a eventos en los lugares más remotos para "otras actividades" más ociosas... por ello me agradó ver que en el II congreso nacional de enfermería en cirugía se controlaba la entrada y salida de las salas de sesiones mediante un chip RDIF en la tarjeta de congresista como veis en esta foto de la mía.
El asunto es que, por lo menos los créditos de CfC se otorgan en base a esos registros y a la valoración que cada congresista hizo de cada una de las ponencias y comunicaciones a las que acudió. Desde mi punto de vista es un avance aunque sé que "hecha la ley hecha la trampa" y que la picaresca es una característica social muy marcada en nuestra sociedad a la que no somos ajenos. Se trata de una tecnología relativamente barata ya y que, por lo menos, exige cierta molestia para 'saltarsela' y a las personas que acuden con rigor les registra de modo sencillo y fácil su actividad en el evento sin preocuparse de firmar en hojas que se pierden.
Tardaremos en ver que se exijan los créditos de CfC para justificar los permisos por congresos/jornadas, pero sería lo lógico si un sistema como este se emplease, ¿no?.
2 comentarios:
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En el Investen tambien habia un sistema de codigo de barras para el control de asistencia, pero tambien te he de decir que vi a gente pasando varias tarjetas de una atacada (y eso que no se donde podia estar la gente, mejor que en las aulas, con el frio que hacía!).
ResponderEliminarLo ideal seria que cada vez que la admon te da dias para congresos, que correspondieras al menos con una sesion formativa para tus compañeros, con la informacion extraida del congreso, no?
Un saludo!
En algunos centros se exige un "informe" o memoria de la actividad realizada con un contenido mínimo... lo que dices sería una manera de garantizar un "retorno de la inversión" que la institución hace al conceder días libres para esa actividad.
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