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Curtando na perna boa

Temos unha embolia, unha putrefacción no sistema das finanzas. Marchoulle o sangue, ten mala circulación ou cecais é que non hai sangue da de verdade: secáronlla e levarolla lonxe tras anos de avaricia sen límite.

 Os cartos debidos non existen, non teñen respaldo de obxectos de verdade, de bens, de traballo... o sistema de ficción queda ó descuberto.

Así pois temos un sistema socioeconómico tolleito, coxo, lisiado e pretendemos curalo sacando o sangue da perna que nos mantén en pé, da que nos prepara para o futuro, a que nos axuda a sentirmonos ben: pretendemos curar curtando na perna boa.

Esta sería unha boa argumentación por si soa pero non hai que se enganar SI hai cousas que facer para que a "perna boa" siga a ser o que queremos; cheas de abusos e faltas de responsabilidade que afloran neste intre de presión desmanteladora. Ningún aforro é "chocolate do loro" cando do que se está a falar é de deixar de prestar atención efectiva.

Sego a botar en falta propostas do 5%, propostas para evitar abusos, denúncias de dobre xogo, exemplo. Hai que ter fachenda para falar de independencia na prescripción/adquisición e non das facturas pagadas por outros no nome dun.

Traballar 35 horas semanais cos usuarios finais do servizo que se presta así dito non semella un tema de liorta de clases senon algo razoable para unha enfermeira é o normal para outra xente co mesmo nivel de titulación non e vai custar que se entenda e mais cando as noites e as fins de semana non son iguais para tod@s.

Persoalmente coido que hai que seren mais imaxinativos no xeito de comunicar o perigo que sufre o sistema público; facendo folga prolongase a imaxe dun sistema de privilexio e de pouco traballo. Tamén nesto se pode ser innovador e disruptivo.

A la sombra de una factura...

Hoy, mañana, ayer... hace 13 años se despliega uno de los temas reiterativos de la macrogestión sanitaria "la factura indicativa"; un mecanismo que en su razonamiento directo pretende hacer conscientes a los usuarios del coste de los servicios que recibieron y que, previamente de un modo indirecto se han echo acreedores a ellos... o no.

Lo de hace 13 años no lo digo por decir; a nosotros nos dieron una "factura indicativa" por la atención al nacimiento de nuestro segundo hijo; 200000 pts. lo que sirvió para que una de las abuelas dijese que era un mes de sueldo nuestro y poco más.

No voy a entrar en la sombra de la factura; en esos pensamientos colaterales que algunos creen que están detrás de este empeño reiterativo... o si, pero después. Primero vamos a fondo con el tema. Como se trata de algo "indicativo" pues en realidad de factura tiene poco (salvo que se hicieran cambios y se pusiera un Watson a trabajar en ello). Yo recibo un servicio de otro tipo y, para cumplir la legalidad, la factura debe detallar los costes en los que dicho servicio ha incurrido... costes de los que, en sanidad, dudo mucho que se tenga el detalle analítico cierto sino más bien una aproximación estandarizada al "producto" facturado (los códigos CIE-9) pero, en ningún caso, (hasta donde yo sé) se vincula un episodio a su gasto real.

Y os lo cuenta alguien que arrancaba pegatinas de códigos de barras de cada jeringa, aguja, paquete de gasas etc. que se usaba y lo pegaba en un folio con la identificación del paciente que estaba atendiendo... Cuanta información... qué poco rendimiento se le sacaba... creo.

Pero el tema es que si en serio se quiere sacar un rendimiento a que los usuarios conozcan lo que les cuesta (porque ya lo pagan) el servicio que se les presta ¿no sería mejor hacerles saber lo que cuesta una consulta, una programación quirúrgica, una prueba concreta etc? cada una de esas oportunidades de las que disfrutan pero que algunos malgastan... y por ahí si veo "retorno" del esfuerzo de facturar en la sanidad pública. Cobrarle a quien no justifique su ausencia sin previo aviso a esas citas pues 'roba' la oportunidad a otra persona.

En cambio lo de la factura propuesta... ¿que va a ocurrir cuando los ciudadanos crean saber que una catarata operada en la sanidad pública cuesta 50% más que en la privada (es una suposición)? ¿entenderá qué factores estructurales inherentes hay en ese sobrecoste? ¿se molestará alguien en decirlo?... ¿y qué coste tiene esto? 'escaso' 'poco' etc... pero ¿y su coste-efectividad? ¿se va a medir de un modo transparente?

En fin, quedamos a la sombra... que hace calor.

Coincidencias y discrepancias

Ayer, casualmente, un medio de comunicación centró varios puntos de las conversaciones en mi TL... y eso empieza a ser raro. Cuando aún resuenan los vientos y las calmas de lo publicado en Diario Médico estas dos pinceladas muestran unas preocupaciones bien señaladas pero, otra vez; carentes de enfoque de equipo.

La infección de la herida quirúrgica como otros eventos adversos derivados de la atención sanitaria es, por prevenible, nada tolerable y aún pareciendo un objetivo irreal marcarse "0 infecciones" como meta es y ha sido siempre el objetivo de todo el equipo de personas que trabajan al rededor de la atención sanitaria.

Los cirujanos Culebras, Cainzos y Mayol señalan las claves del estado actual del problema, muestran; como no puede ser menos, su conocimiento sobre el mismo y señalan alguna de las espectativas abiertas como la Fast Track pero el artículo (porque por lo menos de Julio me consta que no) omite al equipo, a la inteligencia colectiva; justo esa que además de conocer es capaz de improvisar en beneficio del paciente y de innovar mejorando los procesos y sus resultados. Sin inteligencia colectiva una iniciativa como la señalada tardará muchos más años en mostrar su potencial.

Respecto al objeto del trabajo en sanidad y la visión que se deduce de la viñeta señalada he de apuntar que sería un error caer en cualquiera de los dos extremos pues si "sólo hacemos sanidad" con cada paciente estaremos robando a los siguientes pacientes la oportunidad de ser atendidos no ya IGUAL sino simplemente atendidos; pero si centramos nuestro foco en "sólo gestionar el gasto" dejaremos sin opciones a los profesionales.

No hace mucho publiqué en este blog el resultado del avance de un estudio que no sé si nunca realizaré sobre cuanto saben los profesionales sobre el coste de los recursos que utilizan y cómo reciben y les gustaría recibir esa información... creo que la responsabilidad en la atención sanitaria se ha de repartir entre las personas que tenemos 'delante' cada día y las que 'están por venir' y para ello deberíamos conocer lo que cuestan las opciones que usamos y lo que costamos nosotros mismos pues, por si alguien lo ignorase, el 60% del gasto (la A) en sanidad somos las personas aunque, por suerte, ese enfoque va teniendo su antítesis en el momento en el que sepamos darnos la capacidad responsable de participar en la toma de decisiones para la mejora del objetivo común. En ese momento la partida de personal dejará de ser un 'gasto' para ser una inversión; la más productiva que pueda tener el SNS.

La relación fotosensible

Cuando caí en cuenta ya había pasado algo de tiempo; hasta ese momento siempre pensé que se trataba de una cuestión de priorización, de acompasar esfuerzos, de obtener un mejor rendimiento de las horas que se pasan en una guardia...

Pero ahora tengo mis dudas.

Hace casi dos décadas participé en la apertura de un servicio de urgencias en un centro nuevo con un modelo de gestión privado; dado el volumen inicial de trabajo previsto los médicos realizaban las radiografías y nosotr@s, las enfermer@s realizabamos el trabajo de admisión administrativa y, como consecuencia de ello, realizábamos un primer estadiaje de los pacientes atendidos. Un auténtico triaje en cuestión de 1' o menos decidiamos en cual de los 3 tipos de espacios de atención disponible y con qué prioridad se atendería al paciente.

Según la situación clínica y los antecedentes del paciente no solo se le colocaba en el espacio de atención en disposición de ser explorado (desprendido de la ropa que fuese menester y cubierto con esos camisones 'no tapa nada'), con las constantes vitales tomadas, con una mínima entrevista clínica reflejada en nuestro registro sino que, además; insisto, según la situación clínica y los antecedentes, con una analítica extraída, un ECG realizado... una atención protocolizada.

Era un equipo bastante bien integrado y, en general, no existian grandes roces al respecto de la actuación de unos y otros. Muchas veces se estaba empezando a pasar la medicación antes de que concluyera la entrevista clínica del médico y, en algunos casos, algun@s (los que tenemos el correspondiente curso) realizabamos las radiografías antes de que el médico viese al paciente.

En aquellos años sólo una persona insistía en que la enfermería actuase como si fuese "personal técnico" esperando 'en posición de firmes' (le decíamos con sorna) que decidiese qué técnicas y tratamientos decidía aplicar al caso.... salvo por la noche. Ahhh; por la noche resultaba que lo que hacías 'atropelladamente' durante el día era 'absolutamente lógico' que lo tuviesemos hecho.
-¿Cómo es que aún no le habeis hecho el ECG a este paciente que tiene un dolor torácico?
-Porque ayer por la mañana dijiste que 'ni un electro' sin tu indicación.
-Eso fué por la mañana, ahora es de noche.

Podeis pensar que era un caso puntual en un centro puntual (o no, ahí teneis el espacio para comentar) pero no, cuando mi compañera entró a trabajar en otro servicio de urgencias de otro hospital de similares características se encontró con una amplia minoría de médicos que vivian la misma disociación dia-noche incluso traladada a los horarios post-prandiales de los días festivos... y otr@s compañeros me han comentado cosas similares.

Parece, aún así, algo limitado a los servicios de urgencia, de la atención continuada... ¿Seguro? y en las unidades de hospitalización en las que durante el día te dicen "tú primero me llamas y luego ya iré diciendote qué hacer..." las mimas personas que en otros horarios te dicen "¿y para eso me llamas? debiste ponerle XXX y ya mañana te lo firmaba".

Y en vista de lo que se relata en el blog "The anesthesia dilemma" el tema no se restringe a nuestro pais y a la enfermería "de base"
He trabajado en centros desde hace muchos años y he visto de primera mano la realidad de las prácticas, cómo las Enfermeras de Práctica avanzada en anestesia se consideran practicantes inferiores hasta la tarde y la noche, donde de repente se convierte en lo suficientemente inteligente como para administrar la anestesia para los casos de traumatismo grave, casos difíciles de obstetricia y prestar asistencia en la sala de emergencias y unidades de cuidados intensivos.
  En fin, yo me quedo con quienes entienden de roles y capacidades, de confianza mútua y de apoyo SIEMPRE con el fin de prestar a los usuarios no sólo la mejor atención a nivel individual sino creando un sistema sanitario lo más eficaz y eficiente posible; dando más y mejor atención con los recursos disponibles.

Se acabó la dispersión, llegó la FDA y mandó...

...Regular.

Ya hace año y medio me preguntaba si las aplicaciones sanitarias necesitaban una regulación administrativa y no simples sellos de 'autoacreditación' truco de malabares que la industria tiene bien aprendida con el que intenta acelerar la "entrada en el mercado" de sus productos.

Los americanos son conscientes del delicado equilibrio que deben tener entre el desarrollo de una industria estratégica para el país y la necesaria garantía de fiabilidad técnica y de seguridad y privacidad de los datos de unos dispositivos que más pronto que tarde van a formar parte de la vida cotidiana de una sociedad inmersa en un proceso de "empoderado de la enfermedad"... en vez de "empoderar la salud", pero ese es otro tema.

Así pues hace un mes y medio la FDA publicó un anuncio clarificando las caracteristicas de las aplicaciones que serán reguladas:
A. Las que se utilizan como un accesorio para dispositivos médicos ya regulados por la FDA (por ejemplo, una aplicación que permite a un profesional de la salud para hacer un diagnóstico específico mediante la visualización de una imagen médica de un sistema de archivo y comunicación (PACS) en un teléfono inteligente o una tableta).
B. Las que transforman un dispositivo móvil de comunicaciones en un producto sanitario regulado mediante el uso de los accesorios, sensores u otros dispositivos (por ejemplo, una aplicación que convierte un teléfono inteligente en una máquina de ECG para detectar ritmos anormales del corazón o determinar si un paciente está sufriendo un ataque al corazón).
Desde ese momento está abierto el proceso de consulta sobre el borrador de la regulación un proceso de cuyo resultado dependerá el futuro desarrollo de este potentísimo sector y su futura contribución a los cuidados de salud

En un entorno como el nuestro de sanidad mayoritariamente pública pero "repartida" entre 17 proveedores diferentes (las recientes ofuscasiones respecto a la prestación farmaceutica son la punta del iceberg) el conocimiento de las aplicaciones de monitorización remota que, no tardando mucho, se pondrán en marcha formará parte de las habilidades necesarias de las enfermeras y tanto participar en el diseño de las mismas como en su proceso de regulación y selección para la administración puede parecer algo lejano; pero creedme, ahí hay un nicho de trabajo para las nuevas generaciones de enfermeras que se están formando mientras esperan consguir un empleo estable "en lo suyo". Otra punto de interés es la necesaria formación sobre el uso de las aplicaciones por los pacientes (la formación de formadores) y explotación de los datos por los profesionales algo que, si las administraciones son previsoras irá incluído en los contratos de concesión de uso de la aplicación pero que alguien deberá impartila; ¿porqué no una enfermera?.