Por otro lado hemos hablado del interesante papel que deberían jugar las tecnologías móviles en la prestación de cuidados y en el autocuidado de nuestros pacientes poniendo énfasis, eso si, en sus sesgos y problemas porque para vender crecepelo ya están otros.
Y como tercer elemento tenemos esos golpes afortunados o serendípicos de "pensamiento lateral" que ponen en relación lo que nos preocupa con lo que vamos conociendo que se desarrolla en otros campos aunque estos sean más bien expúeos vistos desde la pureza científico-técnica... y así nos encontramos pensando en una cosa mientras nos hablan de ese nuevo juego que "arrasa" tanto que amenaza con "morir de éxito".
¿Se podría diseñar dentro de una appsalud un "capturador de cuidados omitidos"?
Pergueñar un diagrama de flujo de información de valoración, toma de decisiones, alerta, acciones y seguimiento con sus indicadores y criterios sería un reto interesante, tanto como para merecer un premio... ¿o no?.
Hala, a darle al coco y !!Hazte con todos¡¡
Citas
1) Meijome Sánchez XM. El camino de los cuidados perdidos. RqR Enfermería Comunitaria (Revista de SEAPA). 2016; 4 (2):6 [citado 12 de Julio de 2016] recuperado a partir de: http://www.seapaonline.org/UserFiles/File/Revistas/Primavera%202016/RevistaRqR_Primavera2016_CuidadosPerdidos.pdf
-12
2) Kalisch BJ, Landstrom GL, Hinshaw AS. Missed nursing care: a concept analysis.Journal of Advanced Nursing [Internet]. 1 de julio de 2009 [citado 12 de Julio de 2016]; 65(7):1509-17. Recuperado a partir de: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1365-2648.2009.05027.x/abstract
Su diseño podría parecer "sencillo" pues "simplemente" aprovecha que en la región en cuestión (Estado de Alberta, Canadá) se usa un sistema de vigilancia en las historias clínicas electrónicas mediante una serie de diagnósticos o actuaciones que sirven de indicadores de seguridad del paciente que detectan o pretenden detectar los eventos adversos en base a los datos administrativos como ya hemos hablado refiriendonos al "Tigger tool" del IHI
Ese sistema de vigilancia de seguridad del paciente lo han vinculado a las respuestas de los pacientes a una encuesta de satisfacción realizada por vía telefónica automatizada (locución) sobre una versión modificada de la Hospital Consumer Assessment of Healthcare Providers and Systems (HCAHPS).
Los datos abarcan un período de 3 años (Abril 2011-Marzo 2014) con una muestra generosa de casi 25100 pacientes de 93 hospitales lo que no está nada mal teniendo en cuenta las exclusiones (<18 años, estancia <24 h, fallecidos durante el ingreso...) y permite que las pequeñas tasas de Eventos adversos (en este caso unos 1100 pacientes, un 4,3%) den la cara para ponerlas en relación con otras cosas; en este caso satisfacción del paciente, pero ¿y la formación y número de profesionales? ahí lo dejo...
En el análisis el artículo se centra en las puntuaciones que los pacientes adjudican a tres preguntas de la encuesta; las referidas a la valoración del conjunto del centro, de los médicos y de las enfermeras sobre una escala likert de 0 a 10 (11 ítems) y más concretamente en las puntuaciones más altas (9 y 10).
Así pues el gráfico que abre esta entrada nos señala la probabilidad de que las personas que presentaron un evento adverso puntuasen muy alto (9 o 10) al conjunto del centro, a los médicos o a las enfermeras estratificado por sexo, grupos de edad y comorbilidades. Por ejemplo se puede ver que los hombres que han sufrido un EA presentan menos probabilidades de puntuar alto su satisfacción con los tres grupos medidos; lo mismo sucede con los sujetos mayores de 50 años y con los que presentan más comorbilidades.
Puntos fuertes: Como trato de señalar con el título de esta entrada y tal y como los autores del artículo señalan en la introducción la confluencia entre la seguridad del paciente y la atención centrada en el usuario debe ser una de las líneas de trabajo para recobrar el impulso; de ahí la insistencia en los resultados centrados en el paciente y en su participación en la seguridad que hacen todos los programas internacionales y las propias lineas estratégicas del ministerio de sanidad y las consejerías de salud.
Puntos débiles: el uso de encuestas sobre satisfacción del usuario en servicios sanitarios siempre ha sido puesto en duda dado el "desequilibrio de información" en el que se basa la prestación del servicio (somos una 'industria del conocimiento') y más aún si se rompe el anonimato para poder vincular respuestas con resultados clínicos (y estos en concreto tan sensibles).
La relación entre las mejores puntuaciones y los incidentes es sin duda algo indirecto y puede estar medidado por la propia capacidad de reacción de los profesionales ante los EAs... puede que esa puntuación mejorase con mejores explicaciones de los EAs o pidiendo disculpas.
Bibliografía:
1.
Kemp KA, Santana MJ, Southern DA, McCormack B, Quan H. Association of inpatient hospital experience with patient safety indicators: a cross-sectional, Canadian study. BMJ Open [Internet]. 7 de enero de 2016 [citado 6 de julio de 2016];6(7):e011242. Disponible en: http://bmjopen.bmj.com/content/6/7/e011242
...puede ser la innovación que mejore más el sistema sociosanitario.
Hace tiempo que persigo la idea de que la distinción entre los diferentes ámbitos de atención (Atención primaria-Hospital-Residencia) no debe tomarse como algo absoluto... incluso depende, y mucho, del sistema de financiación que cada país o zona articula para la atención a la salud.
Por ello, a veces, voy contracorriente cuando se habla de ratios o de sistemas de clasificación profesional, incluso a la hora de hablar de "sistemas nacionales de salud".
Pero hay aspectos en los que, reconociendo las variantes, merece la pena prestar atención a lo que hacen en otros lares.
Una de las amenazas a las poblaciones frágiles* a las que dedicamos nuestros principales esfuerzos y la mayoría de nuestros recursos es la malnutrición.
Se tratar de una amenaza transversal que atañe por igual a las personas frágiles en sus domicilios (vivan solas o acompañadas), en los hospitales de agudos, en centros de día o en residencias y que implica a todos los profesionales que orbitan (o deben orbitar) al rededor de esas personas.
Poner freno a este grave problema requiere detectarlo de forma precoz antes de que tenga consecuencias clínicas graves pero justamente esas distinciones entre los ámbitos de atención a veces dificultan o imposibilitan una adecuada monitorización del estado nutricional teniendo como resultado algo que vemos en las unidades de hospitalización a diario y que propicia la aparición de eventos adversos vinculados a cuidados por ejemplo las UPP. Cuantitativamente se trata de una acción con un potencial muy importante
toda vez que hasta un tercio de los pacientes en hospitales y
residencias presentan riesgo de desnutrición grave.
Por eso me llama la atención la iniciativa PaperWeight pues una simple tira de papel (tan similar a las pulseras de identificación que se podría combinar con estas) permite mantener monitorizado de forma sencilla el estado nutricional y generar alertas tempranas que permitirían un diagnóstico más adecuado y las consecuentes acciones de intervención.
(*) Limitar la definición de "frágil" a la persona mayor crea una bolsa de invisibilidad que me niego a incrementar.
A estas horas se produce un hecho que visto desde afuera es de lo más natural; la transición de un equipo de gestión de enfermería a otro...
No es fácil escribir esta entrada aunque desde un inicio tod@s fuimos plenamente conscientes de que lo único inalterable en la gestión sanitaria profesional (con más o menos peso de la política) es el hecho de que cada equipo acaba cesando...
Pienso que cuando se trabaja para crear una estructura de valores con objetivos claros y abundante escucha y autocrítica no se debe esconder la cabeza, tal vez los resultados en indicadores no fueran de gran relumbrón; pero se han sentado bases en las que seguir trabajando, lineas estratégicas y formas de trabajo que ofrecerán la oportunidad de que los equipos de cuidados se sientan orgullosos de lo que cada día hacen y consigan los mejores resultados para sus pacientes.
Puedo decir que en muchos aspectos no reconozco al hospital en el que empecé este empeño allá por 2009... son muchas las facetas en las que se ha trabajdo y en las que hay un buen número de esfuerzos en marcha como para enumerarlos sólo me cabe reseñar el importante papel que la calidad y, dentro de esta, la seguridad del paciente ha significado llegando a constituirse en una auténtica estrategia transversal a las acciones del equipo.
Y no, claro que no es una tragedia; es una ley de vida como lo es, parece, que llegue cuando menos te lo esperas o cuando te dan a entender que vale la pena redoblar los esfuerzos.
Gracias Maríán, Santi, Arancha, Toño y Ana... por la amistad, el esfuerzo, la escucha, la paciencia... la confianza. Sé que seguiremos "arrimando el hombro" porque somos enfermer@s y tenemos nuestra mirada en las personas que confían en nosotr@s para su cuidado.
Hoxe debería ser un día moi especial para min e para moitas mais compañeiras... hoxe fai 25 anos que nos entregaron certo documento que nos habilita para exerce-la profesión de coidar.
Tamén fai 25 anos que escomencei a paga-la cuota colexial; lembro perfectamente o nome do presidente do colexio no que me inscribín... Que porqué o lembro? Sinxelo, segue a se-lo mesmo: Sergio Quintairos.
Por desgracia esta historia se repite en moitos dos colexios provinciais e, aínda peor, no Consello Xeral de Enfermeiría.
Seica JC Cela dicía que "O que resiste vence"; eu négome a pensar así e ó igual que penso que a antiguedade como "mérito remunerable" non ten ningún senso tampouco o ten facer festa dun día así porque si miramos atrás con serenidade e contemplamo-lo acadado nestes 25 anos pola profesión semella: fume.
O bó do tempo non é velo pasar ou percibilo nas marcas do camiño feito; o bó e saber que por diante quedan roteiros por descubrir.
¿Cuantas siglas o acrónimos aparecen en una historia clínica? ¿Entendemos tod@s los mismo al leerlos? ¿Hasta que punto pueden significar un riesgo para la seguridad del paciente?
Hace unos meses compartimos dos entradas sobre un tipo de error relativo a la confusión de nombre entre medicamentos bien por su escritura bien por su sonido (Errores LASA) y una estrategia denominada TallMan encaminada a evitarlos, pero seguro que algún que otro profesional ya cayó en cuenta del problema que hoy traemos entre manos.
El uso de siglas o acrónimos en el medio sanitario está muy extendido y suele justificarse por su supuesta "universalidad" (reconociendo el contexto específico) y la siempre invocada "falta de tiempo".
Desde que se empezó a trabajar en serio en los planteamientos de seguridad del paciente se ha prestado atención al problema que el uso de acrónimos representa buen ejemplo de ello es este estudio sobre errores de medicación debidos a su uso(1) publicado en 2007 por la Joint commision que ya desde antes creó y mantine una lista de abreviaturas "Not to use" (2).
Pero para responder a las preguntas concretas que plantemos al principio de la entrada y tomar conciencia de la importancia del problema en nuestro medio puede resultar muy útil la lectura de la tesis de Francisco Soto Arnáez "Análisis de la incidencia de riesgo de la utilización de acrónimos en la historia clínica digital en pacientes hospitalizados" (3) que ha llegado hasta mi gracias a @manyez.
Se trata de un doble estudio observacional que por un lado cuantifica y describe la presencia de acrónimos en 78 historias clínicas y su correspondiente prescripción de un hospital madrileño y por otro lado realiza un estudio descriptivo de la percepción de los profesionales sobre el riesgo del uso de los acrónimos y el uso que ellos hacen de los mismos incluyendo un pequeño test sobre casos reales de acrónimos empleados en sus historias clínicas.
En el estudio encontraron que, de media, en las historias estudiadas se había 39 acrónimos y todas tenían algún acrónimo incluido en las listas de uso desaconsejados. Los 201 profesionales que respondieron a la encuesta recordaban haber visto acrónimos en la historia clínica y más del 57% !¡ reconoció haberse equivocado al interpretar alguno... pero cada uno piensa que los usa menos que los demás y que se equivocan menos que los otros. De media sólo acertaron un 33.41% de los acrónimos sobre los que se les preguntó con diferencias significativas entre las categorías profesionales. Resalta en sus resultados esta frase:
Los médicos escriben mayor número de acrónimos que las enfermeras y, en general, las profesionales mujeres escriben mayor número de acrónimos que los hombres. También es mayor el número de acrónimos en los servicios médicos que en los quirúrgicos. El conocimiento por parte de los profesionales sanitarios de acrónimos registrados en la
historia es bajo ya que sólo un tercio los conoce correctamente.
Creo que merece la pena evaluar el cuestionario sobre “Análisis de la incidencia de riesgo de la utilización de acrónimos en la historia clínica digital en pacientes hospitalizados” para su empleo en estudios en otros centros y establecer un "nivel de riesgo" base antes de poner en marcha medidas para mitigar este error entre las que sin duda estará el empleo de listados "Not to use" como los señalados arriba o los otros ejemplos de listados de acrónimos a evitar citados en la tesis en cuestión:
*"Error-prone abbreviations, symbols and dose designations. NOT TO USE" de la Agencia neozelandesa de calidad y seguridad HQSC (a)
*"List of Error-Prone Abbreviations, Symbols, and Dose Designations" del ISM (b)
* "Indicadores de buenas prácticas sobre seguridad del paciente" (c)
*Estandarización de abreviaturas, símbolos y expresiones utilizados en la prescripción y administración de medicamentos de la Comunidad de Madrid (d)
Porque como dice esta canción de Izal: "Darte cuenta del patrón será el factor más importante para ser capaz de imaginar y adelantarte al próximo revés para evitar así el desastre...o al menos intentarlo"
BIBLIOGRAFÍA 1) Brunetti L, Santell JP, Hicks RW. The impact of abbreviations on patient safety. Jt Comm J Qual Patient Saf. septiembre de 2007;33(9):576-83. [citado 26 de junio de 2016]. Disponible en: http://www.wapatientsafety.org/downloads/Brunetti_JCJQPS_2007.pdf
2) Glassman P. The Joint Commission’s «Do Not Use» List: Brief Review (NEW) [Internet]. Agency for Healthcare Research and Quality (US); 2013 [citado 26 de junio de 2016]. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK133373/
3) Soto Arnáez F. Análisis de la incidencia de riesgo de la utilización de acrónimos en la historia clínica digital en pacientes hospitalizados. 2015 [citado 26 de junio de 2016]; Disponible en: https://eciencia.urjc.es/handle/10115/13595