Un reto, aunque a algunos les parezca un retillo es siempre algo que produce satisfacción cuando se consigue.
A mí los de Ene revista de enfermería me "dejaron caer" que sería bueno traducir este artículo y me ha parecido mas que oportuno y tras la trifulquilla de esta semana más...
Dos cosas; no soy traductor titulado y hay cosas del contexto de la atención sanitaria en los EEUU sin cuyo conocimiento (aunque sea superficial) no es posible entender este artículo...
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Foto original del NYT |
Al inicio de mi entrenamiento quirúrgico, ayudé a cuidar a un paciente de mediana edad que luchaba por recuperarse de una intervención de aorta, la arteria central del cuerpo y los vasos sanguíneos de las piernas. Con el paso de los días el cirujano al cargo empezó a consultar con otros especialistas hasta que la historia del paciente estuvo cargada con notas y sugerencias de estos.
El paciente se recuperó gracias al esfuerzo de todos. Sin embargo, una tarde mientras realizábamos el pase de visita por la unidad con el cirujano no pude menos que hacer una broma sobre el enorme peso de la historia, después de todo, era mi trabajo transportarla durante el pase de visita.
“Recuerda, para cuando vuelvas al mundo real” dijo, mientras me cogía la historia disminuyendo esa exagerada carga. “Cuando el barco se hunde tienes que conseguir que todos colaboren…”
Deberíamos recordar ese consejo ahora.
A medida que nos aproximamos a 2014, año en el que la pieza central de la reforma sanitaria; el decreto/ley de asistencia asequible y protección del paciente, entra en vigor se ha hecho evidentemente claro que el buque en el que estamos, nuestro sistema sanitario, está en proceso de hundimiento. Y no es la espiral de los costes o un exceso de confianza en la tecnología lo que más daña al sistema sino la gran cantidad de pacientes a los que tiene que servir.
Ya sobrecargado por un rápido incremento de la población anciana y sus complejos problemas de salud, el sistema deberá absorber 32 millones de nuevos asegurados en ese horizonte. Por otra parte en los próximos 10 años un tercio de los médicos actuales se jubilará pasando el déficit de médicos de 7000 a 100000 con
escasez en todas las especialidades y no solamente en atención primaria.
Como miembros de una tripulación frenética moviendo las sillas en cubierta, los políticos, gestores, proveedores e incluso médicos y pacientes han mantenido su atención en una cosa: Los médicos. En todos los debates sobre como ajustar el número de facultades de medicina y plazas de residentes, en la reorganización de la programación de pagos y de los modelos de práctica, un grupo de actores ha estado notoriamente ausente: Las enfermeras.
Las enfermeras son el grupo más numeroso de sanitarios con más de 3 millones de colegiados pero pocos han participado en el debate sobre el futuro de la atención a los pacientes. Para paliar esto el Instituto de Medicina (si, de medicina) y la fundación Robert Word Johnson reunieron durante los dos últimos años a un panel de expertos en atención sanitaria para discutir el papel de la enfermería en la transformación del sistema de salud actual. Su informe final ha sido publicado el mes pasado con el no menos ambicioso título de
“El futuro de la enfermería: Liderando el cambio, avanzando en salud”. (
completo PDF).
El informe hace honor a su nombre. Sin caer en las diatribas en las que se meten las discusiones sobre el papel de los diferentes profesionales de la salud, este informe se basa en la evidencia acumulada en los últimos 50 años de ensayos clínicos sobre la eficacia de los cuidados de enfermería. Con casi 600 páginas, ofrece varias recomendaciones, incluyendo una llamada contra la actual fragmentación de la formación de las enfermeras y refutando la idea de que los médicos son los únicos que pueden realizar cambios en el sistema de salud (y cobrar por ello).
Los líderes de la enfermería han acogido favorablemente el informe. “Creo que es un buen proyecto para el futuro” dijo Catherine L. Gilliss, presidenta de la
AAN (academia americana de enfermería), que no formó parte del panel.
Parte del plan incluye servicios innovadores dirigidos por enfermeras, como el programa de
Modelo de cuidados transicionales de la universidad de Pennsylvania en Philadelphia, en el que las enfermeras se asignan a los pacientes ancianos que presentan alto riesgo de recaída. Hasta tres meses después del alta se realizan visitas a domicilio, acompañan a los pacientes al consultorio y colaboran con los cuidadores y médicos de atención primaria. En los
primeros ensayos el programa
disminuyó significativamente los reingresos hospitalarios con un
coste medio de unos 5000$ por paciente. Pero debido a que no todos los actores estaban dispuestos a asignar pacientes en un programa dirigido por enfermeras o pagar por un nuevo servicio de enfermería, no todos los pacientes seleccionables fueron incluidos en el programa pues no recuperarían el dinero (pago por adelantado y reembolso).
“Lo operativamente fundamental es la cultura del cuidado” dice Mary D. Taylor, Investigadora principal en el programa de Modelo de cuidados transicionales y profesora de enfermería de la Universidad de Pennsylvania. “No se reconoce cuan crítico es maximizar la contribución de todos”.
Pero el informe es igual de contundente en instar un cambio en la modo en que se forma a la enfermería, dando cuenta de las décadas de lucha para definir qué es exactamente una enfermera. El término “enfermera” (colegiada) se puede referir a los graduados de programas asociados de dos años, programas de licenciatura de cuatro años y programas de master o doctorado avanzados. Además de proponer la obligatoriedad de una formación de postgrado clínico, o de residencia, similar a los planes de estudio médico, el panel recomendó aumentar el número de enfermeras graduadas desde el 50 al 80% y duplicar el número de enfermeras con título de doctorado en los próximos 10 años.
El panel tiene previsto volverse a reunir el día 30 (
webinario), esta vez para discutir la aplicación de sus recomendaciones. Tendrá que trabajar mucho para ello. Los críticos, como la AMA (asociación médica de EEUU) han dicho que el informe omite la amplia educación y entrenamiento de los médicos e ignora la importancia de los equipos dirigidos por médicos para asegurar la seguridad del paciente. En su declaración oficial la AMA advierte que “con la escasez actual de médicos y enfermeras aumentar la responsabilidad de las enfermeras no es la respuesta a la escasez de médicos”.
Cualquiera que sea el resultado final, los líderes de la comunidad enfermera creen que el informe es un primer paso importante para que las enfermeras se organicen para servir mejor a los pacientes durante las próximas décadas.
“No creo que ningún grupo tenga la clave en la defensa del paciente” dice D. Gilliss “y no creo que ninguno esté limitado a llegar al medio del paciente, haciendo visitas domiciliarias, como si fuese algo fuera de lo ordinario”
“Hacen falta muchas manos” añadió “y puede ser un momento brillante para la enfermería”.