Hace aproximadamente un año el observatorio de infección en cirugía @InfeccionCirug lanzó una amplia encuesta buscando conocer la aplicación en los diferentes centros de España de una serie prácticas que tienen un respaldo desigual en la evidencia disponible además de una serie de preguntas encaminadas a conocer en cierta forma la cultura de seguridad de los participantes y su conocimiento sobre las iniciativas o proyectos respecto a la seguridad del paciente quirúrgico.
La encuesta obtuvo 1105 respuestas de las cuales 227 eran enfermeras de quirófano y vino a fotografiar que persisten importantes desfases en la traslación de las evidencias a la práctica clínica y que algunas medidas de prevención no son de uso común y se siguen utlizando prácticas que deberían estar discontinuadas.
La zozobra que me produjeron esos resultados se ve infinitamente reforzada si se miran a la luz de la "Guía de prevención de la infección de herida quirúrgica" de la OMS".
Como todas las guías de práctica clínica esta de la OMS está elaborada en base a preguntas, en concreto 40 sobre intervenciones concretas relativas al proceso quirúrgico (bien en el preoperatorio bien en el intraoperatorio o en el postoperatorio) sobre las que se sospecha que pueden tener relación con la infección de la herida quirúrigica (en cualquier grado de infección y para cualquier tipo de cirugía salvo pacientes pediátricos). Como en otras GPC bajo el protocolo AGREE cada una de las 29 recomendaciones se gradúa como "fuerte" o "condicional" y se acompaña de un nivel de evidencia "Fuerte" "Moderada" "Baja" o "Muy baja"
Hasta ahí todo "normal" ¿qué me provoca tanta zozobra de dicha GPC? me preocupan varias cosas; pese a que entiendo que a la práctica basada en la evidencia ha de usar "las mejores pruebas disponibles" es sin duda llamativo que apenas 8 recomendaciones de grado moderado basadas en evidencias también moderadas; ninguna recomendación se sustenta en evidencias de nivel "fuerte" y peor aún; sobre 5 preguntas no se formula ningún tipo de recomendación debido a la falta de evidencias al respecto.
La GPC justifica su utilidad basandose en las escandalosas cifras de las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria a las que califica de "endemia" así que aún resulta más zozobrante lo descrito sobre los niveles de evidencia de las recomendaciones estudiadas y la desigual implantación de las mismas en nuestros centros.
España tiene varias estructuras enfocadas a la investigación tanto para impulsar la realización de estudios primarios como secundarios pero cuando veo ese tremendo boquete en la evidencia sobre las prácticas que pueden mejorar los resultados en un grupo tan importante de pacientes no dejo de pensar que es "una misión para la evaluación de tecnologías sanitarias..."
Parece propicia una alianza entre las sociedades científicas implicadas y estas organizaciones para generar estudios que aclaren la utilidad, eficacia y eficiencia de las opciones disponibles para disminuir la infección quirúrgica.
Pero no soy tan iluso como para pensar que sólo con generar mejor evidencia sobre qué prácticas ayudarán a limitar este grave problema... como la propia GPC de la OMS señala y quienes trabajan en PBE saben la implantación de un cambio en las prácticas requiere algo más que una evidencia que la apoye y la disponibilidad de los recursos.
Vuelvo a insistir en que hay que copiar a quienes lo hacen bien y en cuanto a implantación de evidencias los BSPO-CCEC tienen mucho que contar porque con una base de evidencia también algo "endeble" ha provocado un movimiento que ilusiona enormemente a muchas enfermeras en toda España.
La implantación de evidencias que han de aplicar equipos multidisciplinares no se puede entender sin que la formación implique a todos los profesionales y teniendo en cuenta el entorno en el que se han de aplicar.
Me queda la duda sobre porqué la OMS no ha considerado la inclusión de las "herramientas combinadas" como podríamos consiederar al propio listado de verificación de seguirdad o a iniciativas como el proyecto IQZ pues intuyo que en la combinación de medidas se ganará potencia en la implementación eso si, con formación conjunta de los equipos.
Porque quizás la oportunidad que surge de todo esto no es tanto la realización de los estudios primarios que completen la evidencia necesaria sino la de mejorar cómo las recomendaciones se comunican a los profesionales y cómo se contextualizan en los flujos de trabajo y en ese aspecto los equipos de enfermería jugamos con ventaja; quizás deberíamos hacer algo.
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