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Flexibles y seguros ¿es posible?

En tiempos convulsos en los que no sabemos bien lo que sucede y hacia donde o porqué se realizan ciertos cambios los "planes malévolos" son destapados por doquier...

Lo cierto es que tal y como dijo mi analista de cabecera el 15 de Septiembre de 2008 (caída de Lehman Brothers) "Nada volverá a ser como antes" y si tiempo antes de esta crísis ya teníamos sesudos informes que hablaban de la necesidad de reformar muchas cosas en la sanidad (cosas que se han venido llevando a cabo en una y otra dirección) no cabe duda que la actual situación financiera y la ideología del gobierno le han dado "un revolcón" que, a algunos les parece, se acerca a su traca final.

Pero ¿realmente tiene que ser blanco ó negro? sólo llevo 22 años en la sanidad pública pero desde hace bastante tiempo pude reconocer que aquello que tanto apreciaba (la estabilidad laboral) era, a su vez, su fortaleza y su problema. Para mí la gran desgracia es que los verdaderos interesados en mantener la estabilidad en el empleo no hemos sabido consensuar los aspectos en los que se podrían evitar esos abusos que todos los días podemos ver por parte de algunos ni los cambios que, de verdad, permitirian centrar la atención en quien lo merece: El paciente.

Entre la absoluta impunidad de la que parece gozar gente que no cumple sus cometidos ni horarios y la absoluta precariedad con la que se jalea y asusta desde algún flanco debería existir un punto intermedio en el que, por ejemplo; fuera posible tomar medidas de gestión como escalonar los horarios de las categorías profesionales de una misma unidad para garantizar "relevos tranquilos" o conseguir que una sola persona pueda llevar muestra y volante al laboratorio sin que se deba perder "estabilidad" en el puesto ni "igualdad, mérito y capacidad" en el acceso al mismo pero haciendo "ejercicio de cintura" en el desarrollo de la prestación laboral.
Claro que algunos ejemplos del sector privado son realmente preocupantes, sobre todo si lo miramos desde el prisma de la seguridad y es que despedir a quien llama la atención sobre fallos (aún teniendo documentos contradictorios) y eliminar pruebas de inclumplimientos de seguridad no son signos tranquilizadores.

Yo sigo pensando que somos los profesionales los únicos capaces de reconducir el SNS hacia el servicio público que queremos que sea sin más tutela ideológica que la de tener canales de dialogo permanentes entre todas las partes y el objetivo común de hacer las cosas con el menor coste tolerable para una atención con buenos resultados tanto clínicos como de calidad percibida.

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