La leyenda de la #SegPac Hidra vs Durga
El pasado miércoles tuve la suerte de asistir a las segundas jornadas de "La evolución de los cuidados" que organiza la dirección de enfermería del complejo asistencial de Ávila; durante la magnífica ponencia inaugural de María José Pérez Boillos pudimos deleitarnos con un pormenorizado panorama de las múltiples iniciativas de seguridad del paciente que se están llevando a cabo en los centros de SACYL con mejor o peor fortuna pero con buena proyección a poco que se persevere en el método.
"Dándole una vuelta" a todo lo trabajado podría tenerse la sensación de que en seguridad del paciente "nunca salimos de ella" y puede que sea verdad en cierta forma porque las amenazas a las que sometemos a los usuarios en los procesos de atención sanitaria no dejan de renovarse con cada cambio aportado por la tecnología (o la evidencia) y no hemos de dejar de trabajar para conseguir nuevas armas con las que combatirlas.
En esta línea de pensamiento bien podríamos decir que los problemas de seguridad del paciente son como la mítica Hidra a la que le brotaban dos cabezas cada vez que se le cortaba una... y como si se tratase de un combate mitológico hemos de aunar nuestros esfuerzos para encarnar un sistema que, como la también mítica Durga, tenga en sus múltiples brazos las armas con las que combatir al monstruo...
Nuestra guerrera llevaría en su brazo dominante aquello que María José dijo que en seguridad del paciente nos "llevaríamos a una isla desierta": la higiene de manos. Empuñaría también armas más modernas en forma de nuevas ópticas sobre los procesos y los procedimientos que basándose en las evidencias evitase hacer daño con intervenciones no necesarias: las recomendaciones "no hacer". Otro de sus brazos blandiría el arma de la sistematización de los elementos de identificación del paciente y otro usaría la elaboración de listados de verificación en los procesos complejos... pero esta nuestra "guerrera" no estaría sola en el combate pues, además, contaría con la inestimable colaboración de los propios pacientes implicados en su seguridad y activos a la hora de aportar soluciones.
No me cabe duda que en este combate los resultados estarán del lado del paciente y del propio sistema y los profesionales que lo componemos.
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XMMeijome
Ó
17.4.16
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Ya no más Máx. #Yanomax
Resultaba precedible que en algún momento sucedería algo así; ha venido siendo el modus operandi de los próceres que, no se sabe bien porqué arte de birlibirloque, en algún momento "ascendieron" de representantes a "elegidos" en ese sentido peyorativo del que no tiene nada que justificar en su proceder.
Escribo esto no para mostrar mi apoyo a +Juan F. Hernández Yáñez que sabe (o debería saber) que lo tiene, ni para ahondar en debates sobre desunión de los profesionales o falta de ideas... en todo caso escribo para explicar que este cáncer que padecemos necesita otro tratamiento más allá de almohadillas, discursos tecleados (como esta entrada) o cuchicheos en las esquinas...
El resultado será el que tienen los pacientes que tratan un cáncer con reiki o remedios naturales...
Contra lo que se querella el Consejo general de enfermería con el dinero de tod@s l@s enfermer@s es contra la necesaria crítica a los elementos cuya contribución a la actual situación de la profesión es innegable en tanto que se han querido arogar cualquier avance concedido por el devenir de las circunstancias, la crítica contra la falta de trasparencia (el incumplimiento reiterado de la ley homonima es la punta de iceberg), de democracia (véase el más reciente caso de Asturias) y de decencia (silencio jurídico).
¿Hace falta un "consejo paralelo"?¿Podemos crear una asociación nacional que de verdad se centre en revertir esta situación?¿Será esta la gota que colma el vaso? tenemos una semilla... no lo sé; pero apoyaré con hechos los hechos porque de palabras ya está la red llena.
EDICIÓN 18/4/16
Ya hay algún hecho que "sustancia" el apoyo a Juan; en concreto se puede contribuir en ayuda a los costes judiciales que tiene que afrontar para defenderse y, de paso, obtener una completa documentación de los hechos que habitualmente refleja en su blog.
Por otra parte seguimos en plena campaña en las RRSS y hasta hoy la gente de Nueva Enfermería daba de plazo para subir una foto con el Hastag. y una entrad con el siguiente texto:
Tras la querella criminal presentada por D. Máximo González Jurado, Presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), en su propio nombre y en el del CGE, contra D. Juan Hernández Yáñez, el firmante de este blog, queere manifestar:
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Que por visibilidad de apoyos no sea, pero sigo prefiriendo las acciones "sustanciales".
Escribo esto no para mostrar mi apoyo a +Juan F. Hernández Yáñez que sabe (o debería saber) que lo tiene, ni para ahondar en debates sobre desunión de los profesionales o falta de ideas... en todo caso escribo para explicar que este cáncer que padecemos necesita otro tratamiento más allá de almohadillas, discursos tecleados (como esta entrada) o cuchicheos en las esquinas...
El resultado será el que tienen los pacientes que tratan un cáncer con reiki o remedios naturales...
Contra lo que se querella el Consejo general de enfermería con el dinero de tod@s l@s enfermer@s es contra la necesaria crítica a los elementos cuya contribución a la actual situación de la profesión es innegable en tanto que se han querido arogar cualquier avance concedido por el devenir de las circunstancias, la crítica contra la falta de trasparencia (el incumplimiento reiterado de la ley homonima es la punta de iceberg), de democracia (véase el más reciente caso de Asturias) y de decencia (silencio jurídico).
¿Hace falta un "consejo paralelo"?¿Podemos crear una asociación nacional que de verdad se centre en revertir esta situación?¿Será esta la gota que colma el vaso? tenemos una semilla... no lo sé; pero apoyaré con hechos los hechos porque de palabras ya está la red llena.
EDICIÓN 18/4/16
Ya hay algún hecho que "sustancia" el apoyo a Juan; en concreto se puede contribuir en ayuda a los costes judiciales que tiene que afrontar para defenderse y, de paso, obtener una completa documentación de los hechos que habitualmente refleja en su blog.
Por otra parte seguimos en plena campaña en las RRSS y hasta hoy la gente de Nueva Enfermería daba de plazo para subir una foto con el Hastag. y una entrad con el siguiente texto:
Tras la querella criminal presentada por D. Máximo González Jurado, Presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), en su propio nombre y en el del CGE, contra D. Juan Hernández Yáñez, el firmante de este blog, queere manifestar:
- Con la decisión de acudir a los tribunales por considerar que sus derechos y los del CGE han sido lesionados, creemos que el Sr González Jurado intenta, una vez más, silenciar a quien cuestiona públicamente su actuación al frente de la organización que representa.
- La gestión del Sr González Jurado en el CGE, durante casi 30 años, se ha caracterizado por la ineficacia en la resolución de los problemas reales de las enfermeras , derivando en la invisibilidad social de la profesión, la parálisis crónica de las especialidades y del progreso profesional, una precariedad laboral que llega al maltrato y empuja a la emigración y la implantación por parte del CGE de múltiples proyectos fallidos, sin resultado alguno y con unos costes desconocidos.
- La ineficacia ha estado siempre acompañada por la crispación en las formas y la descortesía en las palabras, la intolerancia continua con los críticos y una falta de transparencia extrema, que provoca que la mayoría de las enfermeras desconozcamos el funcionamiento general y la actividad ordinaria de la institución que estatutariamente “es la entidad que agrupa, coordina y representa con carácter exclusivo a la profesión de enfermería y a todos los Colegios Oficiales de Enfermería de España en los ámbitos nacional e internacional; ordena, en el ámbito de su competencia y de acuerdo con lo establecido en la Constitución y en las leyes, el ejercicio profesional, y defiende y protege los intereses de los profesionales y de la enfermería(…).”
- Las enfermeras nos hemos caracterizado durante décadas por nuestro desinterés en el devenir de la vida colegial. Situación propiciada por el grave déficit democrático existente en el CGE, que ha favorecido la permanencia enquistada del Sr. González Jurado en el cargo de Presidente durante casi 30 años, a pesar de que nunca haya sido elegido por las enfermeras españolas. Los colegios provinciales que permiten activa o pasivamente esta situación, no fomentan la participación implicada de los colegiados en la toma de decisiones y se caracterizan por la opacidad de sus procesos electorales.
- Desde hace unos años, dentro de la amplísima actividad profesional desarrollada por D. Juan Hernández Yáñez como sociólogo, nuestra profesión y la peculiar situación creada en las tres últimas décadas ha estimulado su curiosidad como investigador y públicamente ha emitido sus juicios, a través de entradas en su blog, publicaciones y conferencias.
- De manera didáctica y muy documentada, el Sr. Hernández Yáñez ha expuesto ciertas actuaciones del CGE, de determinados colegios provinciales, y otras entidades e individuos relacionados de una u otra manera con nuestra profesión. Naturalmente, entre ellos figura el Presidente del CGE, precisamente por el cargo que ostenta. La lectura de su blog nos aporta una valiosa visión externa y grandes dosis de claridad con respecto a la forma de proceder de la Organización Colegial de Enfermería (OCE). Su conocimiento del sistema sanitario español, de la OCE y del devenir de la profesión desde los años 90 hasta la actualidad, le permiten interpretar con gran lucidez, y así las transmite, las circunstancias que atraviesa la enfermería española, debidas en gran parte a quien la representa en las instancias públicas desde 1987.
- Al tiempo que exponen crudamente la realidad de la OCE y de sus dirigentes, los escritos y conferencias del Sr Hernández Yáñez se han caracterizado siempre por la defensa apasionada y razonada de los derechos y la dignidad de las enfermeras españolas. Es evidente que las enfermeras necesitamos más voces como la de D. Juan que, sin ser una de nosotras, ha generado mayor respeto hacia nuestra profesión y sabido representar su esencia con mucha más dignidad y corazón que nadie.
- Es hora ya de cambiar la preconstitucional y obsoleta Ley 2/1974 de Colegios Profesionales, así como las leyes autonómicas, que obligan a las enfermeras a pagar una cuota de colegiación para poder trabajar, pero que no aseguran el funcionamiento democrático de estas instituciones. Las organizaciones colegiales gestionan cientos de millones de euros anuales, siendo un sector no productivo para el que la Unión Europea urge también un cambio legislativo.
- Como integrantes, por imperativo legal, de la OCE, las enfermeras que sustentamos este blog consideramos absolutamente intolerable que en nombre de nuestra profesión, aquellos que la representan intenten silenciar a los discrepantes. No aceptamos las querellas injustificadas ni cualquier otra acción que no vaya encaminada a la transparencia en la gestión y la difusión de información veraz acerca de las actuaciones del CGE.
- Por todo lo anterior, EXIGIMOS al Consejo General de Enfermería y a su Presidente, Sr. Máximo González Jurado, LA RETIRADA INMEDIATA DE LA QUERELLA presentada contra D. Juan Francisco Hernández Yáñez.
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Que por visibilidad de apoyos no sea, pero sigo prefiriendo las acciones "sustanciales".
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6.4.16
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Salud y bienestar Diferenciar conceptos no modificar definiciones
Hace ya un tiempo que todos somos conscientes que la magufa y los vendedores de crecepelo juegan en la zona difusa que une (no separa) salud y bienestar.
A propósito que una de tantas reflexiones lanzada a las ondas pudo parecer que doy a entender otra cosa...
Cuando la OMS definió "Salud" lo hizo como corresponde con un criterio amplio y multicultural; para algunas poblaciones en ciertas situaciones eso equivale a tener acceso al agua potable, para otros...
Creo que es innegable que desde el punto de vista de la atención sanitaria tal y como se entiende en los sistemas que prestamos atención universal esa definición "juega" en contra a la hora de hacer una ordenación de los servicios que se prestan...
Sólo así se entiende que algunos centros o servicios incluyan entre sus prestaciones elementos sin apoyo de la evidencia científica llamándolos "intervenciones" y dedicando para ello recursos que otros quisíeramos para poder atender las necesidades sobre las que SI exiten evidencias de impacto y que no podemos satisfacer por, entre otras cosas, falta de recursos.
Y qué decir si hablamos de lo que ocurre fuera del sistema sanitario? La magufa campa a sus anchas en webs y apps porque juega a esa extraña confusión de salud y bienestar...
A propósito que una de tantas reflexiones lanzada a las ondas pudo parecer que doy a entender otra cosa...
La OMS no lo cree así salud=bienestar y viceversa. Es necesaria la educación. Y sanitarios luchando contra magufa. https://t.co/XfL6TPGFnl— Pizco nurse (@NursePizco) 01 abril 2016
@NursePizco No me refería a "conceptualmente" sino en nuestros mensajes... Pero quizás mejor aclararlo en el blog— X.M. Meijome (@EnferEvidente) 01 abril 2016
Cuando la OMS definió "Salud" lo hizo como corresponde con un criterio amplio y multicultural; para algunas poblaciones en ciertas situaciones eso equivale a tener acceso al agua potable, para otros...
Creo que es innegable que desde el punto de vista de la atención sanitaria tal y como se entiende en los sistemas que prestamos atención universal esa definición "juega" en contra a la hora de hacer una ordenación de los servicios que se prestan...
Sólo así se entiende que algunos centros o servicios incluyan entre sus prestaciones elementos sin apoyo de la evidencia científica llamándolos "intervenciones" y dedicando para ello recursos que otros quisíeramos para poder atender las necesidades sobre las que SI exiten evidencias de impacto y que no podemos satisfacer por, entre otras cosas, falta de recursos.
Y qué decir si hablamos de lo que ocurre fuera del sistema sanitario? La magufa campa a sus anchas en webs y apps porque juega a esa extraña confusión de salud y bienestar...
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XMMeijome
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2.4.16
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Campeonas si, pero tambien eficaces y eficientes...
La repercusión de algunas personas en la opinión pública es innegable y sea cual sea el motivo de esa mayor notoriedad sería una estupidez despreciarla a la hora de hacer visible la labor profesional de la enfermería.
Nuestro problema en muchas ocasiones es que esa "visibilización" se queda en realzar esa imagen de simpáticas, "ángeles"; algo que, sinceramente, puede resultar contraproducente.
El caso que ilustra esta entrada es muy ilustrativo por las sucesivas divulgaciones de que viene realizando a lo largo de su proceso.
Pero ¿qué más podemos pedir?
Algo que se dibuja por detrás de lo escrito, se insinua, se puede intuir...
Cuando el paciente cita las preguntas que le hacen las compañeras:
Dice también el paciente que:
Así pues esos "simpáticos ángeles" son eficaces agentes que escudriñan los problemas potenciales que pueden surgir en los planos físico y psicológico y actuan sobre ellos evitando sufrimiento y, porqué no decirlo, costes innecesarios.
Tal vez sea que no sabemos trasmitir los "por qué" y los "para qué" de lo que hacemos; tal vez el trasmitirlo le reste potencia al vínculo que necesitamos crear con el paciente; tal vez el paciente no sepa que tratándonos principalmente como "ángeles" está poniendo otra capa más al cristal opaco que nos aleja del reconocimiento social de las competencias y capacidades de la profesión.
Nuestro problema en muchas ocasiones es que esa "visibilización" se queda en realzar esa imagen de simpáticas, "ángeles"; algo que, sinceramente, puede resultar contraproducente.
El caso que ilustra esta entrada es muy ilustrativo por las sucesivas divulgaciones de que viene realizando a lo largo de su proceso.
Pero ¿qué más podemos pedir?
Algo que se dibuja por detrás de lo escrito, se insinua, se puede intuir...
Cuando el paciente cita las preguntas que le hacen las compañeras:
¿Cómo han ido las náuseas?¿Y el hormigueo en los dedos?. ¿Te has tomado la hierbabuena para las llaguitas en la boca?Deja pasar la ocasión de enlazar esas preguntas con los conocimientos y las habilidades que tienen esas enfermeras sobre las posibles consecuencias que ese proceso puede representar para los pacientes... esas preguntas y las otras que, por empáticas, no dejan de tener un doble sentido de acercamiento y de valoración...
Dice también el paciente que:
sonreír, y dar ánimos, y contar un chiste, y compartir, porque no, parte de su vida con gente que llega al hospital de díaDetrás de estas palabras hay profundos conocimientos sobre "la ruta" psicológica del paciente sometido a ese tratamiento y de las consecuencias de no cribar posibles signos de alerta y actuar sobre ellos, pero el texto no lo deja ver...
Así pues esos "simpáticos ángeles" son eficaces agentes que escudriñan los problemas potenciales que pueden surgir en los planos físico y psicológico y actuan sobre ellos evitando sufrimiento y, porqué no decirlo, costes innecesarios.
Tal vez sea que no sabemos trasmitir los "por qué" y los "para qué" de lo que hacemos; tal vez el trasmitirlo le reste potencia al vínculo que necesitamos crear con el paciente; tal vez el paciente no sepa que tratándonos principalmente como "ángeles" está poniendo otra capa más al cristal opaco que nos aleja del reconocimiento social de las competencias y capacidades de la profesión.
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XMMeijome
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20.3.16
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Resultados sensibles a la competencia profesional
Muchas veces la apariencia de falta de relación entre efecto y causa(s) provoca que se minusvalore alguna de estas en favor de las más "visibles".
Cuando hablamos de resultados negativos para los usuarios de sanidad (Eventos adversos) uno de los planteamientos principales es el de la adecuación del número de profesionales disponibles en relación con las necesidades de atención de los usuarios, pero en estos planteamientos solemos olvidar el aspecto competencial de los profesionales y su influencia en esos resultados.
Como tratamos de indicar en la anterior entrada sobre #StopRNReplacement la mezcla de competencias de los profesionales presentes en las distintas instancias y espacios de atención son parte determinante de los resultados obtenidos y no se deberían alterar sólo con la vista puesta en el ahorro económico inmediato.
Pero no hemos de limitar nuestra visión sobre los resultados en los usuarios a aquellos indicadores clave claramente dependientes de los cuidados sino que, para dejar absolutamente demostrada la necesidad de unos cuidados profesionales, debemos apuntar a resultados clínicos "completos" como mortalidad, morbilidad, reingresos...
Sobre ello versaba la editorial de febrero de Journal of advanced nursing firmado por L Sasso, A. Bagnasco y R Watson (1) traducida a continuación, espero que resulte útil.
__________________________________________________________________________________
La competencia clínica en enfermería sigue insuficientemente definida, difícil de medir y controvertida. Sin embargo, la investigación y la educación sobre competencia continua y, en todo el mundo, la competencia profesional sigue "en agenda"(2). Además de los aspectos anteriores de la competencia, faltan pruebas de que sea directa e independientemente efectiva para mejorar el cuidado. En otras palabras, no sabemos si existen resultados sensibles a la competencia clínica de las enfermeras o a las competencias clínicas específicas. El sentido común parece decir que cuanto más competentes sean los profesionales mejores serán los resultados clínicos; es lógico asumir eso. Sin embargo, el sentido común y las deducciones lógicas no son evidencias. Así que continua el desafio (cuando ya se ha alcanzado algún resultado respecto a resultados sensibles a cuidados) de demostrar que existen cuidados sesibles a la competencia.
Naturalmente, el tema de los resultados sensibles al cuidado es objeto de controversia; se han identificado muy pocos y algunos de los que suponemos son a su vez indicadores clave relacionados con los cuidados de enfermería (tales como el desarrollo de UPP siempre en la cima de los resultados sensibles al cuidado (3)) no tan sensibles a la competencia (4). Además, tratar de distinguir la contribución de enfermería a los resultados clínicos entre los de otros profesionales sumado a las características del centro y del propio paciente es bastante difícil. Sin embrago, hay un resultado principal de cualquier contacto con los servicios de salud que no puede ser discutido en términos de medida y precisión tal es la muerte, y la mortalidad tras la atención sanitaria es un resultado sensible a la enfermería definifitvamente(4). El ejemplo principal es la mortalidad tras cirugía. Si bien hay muchas variables implicadas tales como la competencia quirúrgica o anestésica, por ejemplo, dos aspectos de enfermería parecen estar relacionados con la mortalidad quirúrgica: Pacientes por enfermera y porcentaje de enfermeras con educación superior; la primera relacionada inversamente con la mortalidad y la última directamente relacionada(5). El motivo por el que existe relación entre el número de pacientes por enfermera y la mortalidad es, probablemente, que cuantos más pacientes tiene a su cargo una enfermera es menos posible que pueda atender a todos los aspectos del cuidado con consecuencias adversas. La razón por la que el procentaje de enfermeras con educación superior se relaciona con la muerte de pacientes es menos obvia. Está claro que algo en las tituladas superiores marca la diferencia y que ese efecto es robusto. La educación universitaria busca aumentar la conciencia del profesional sobre las consecuencias de su práctica clínica, incluyendo los resultados en seguridad del paciente. Por tanto el aspecto referido al grado de cualificación debe indicar en qué grado son conscientes de las consecuencias de sus actos y están mejor preparadas para garantizar la seguridad del paciente. Se necesitan más estudios para comprender los "ingredientes" específicos de la educación enfermera que hacen que las enfermeras tituladas proporcionen cuidados más seguros tal y como se miden los resultados tras el alta. Queda por ver si el efecto de la titulación superior de las enfermeras es visible en otras áreas de la práctica clínica, y en términos de satisfacción del paciente, calidad de la atención o rendimiento individual o institucional.
¿Y qué decir de la competencia? La Competencia surge como oposición a los test de inteligencia como forma de entrenar a profesionales cualificados con la idea de que, si entrenas a alguien para hacer algo hará exactamente lo que necesitas(6). Esto es lo deseable para una linea de producción industrial o para tareas repetitivas donde los problemas planteados son siempre los mismos. Sin embargo en enfermería se hace algo más que tareas repetitivas; hace falta capacidad de juicio. Por ejemplo, cualquiera puede aprender a hacer la cura de una herida, pero más allá de eso una enfermera debe: Hacer un juicio (clínico) sobre si la cura debe realizarse, el estado de la herida cuando se hace la cura y si hace falta una acción diferente, le proporciona información al paciente sobre la evolución de la herida y sobre porqué se ha elegido un determinado tratamiento, documenta adecuadamente la cura indicando cuando puede ser necesario un nuevo cambio.
La pregunta es si, en este ejemplo, estamos hablando o no de competencia o si estamos hablando de un mayor nivel de habilidad, descrito por algunos como "capacidad"(7). Sin embargo, la definición de competencia varía y la relación entre competencia y capacidad no está universalmente aceptada. Pese a ello, la competencia, como se concibió originalmente, se quiso describir como un nivel bajo de capacidad que no requeriría necesariamente un alto nivel académico (de hecho, obvia la necesidad de capacidad academica) y probablemente es un término inadecuado para su uso respecto a la educación en enfermería(8). Pero, como se ha indicado más arriba, el término persiste y continua siendo atractivo para quienes tienen algo que ver con la educación a enfermeras especialmente en las universidades y no al nivel de grado. La imagen predominante de la enfermería, predominantemente femenina, de "buen corazón" hace perdurar la creencia que si se tiene "buen corazón" es todo lo que se necesita; quizás sería mejor decir "Si tienes casi decido ser enfermera, es todo lo que necesitas".
Asi, de cara a la persistencia de la noción de competencia, además de comprenderla, está el desafío para sus promotores de demostrar que vale la pena y que diferencia los cuidados de las enfermeras. Claramente, es relativamente fácil obtener una definición de trabajo de competencia en lo que se refiere a como se aplica a los programas de formación de enfermería. A partir de ahí, las competencias específicas (¿o sólo "competencias"?) que se han de lograr se pueden enumerar; en las facultades del Reino unido es así, cada una tiene un largo listado de competencias que se deben alcanzar en las distintas etapas del programa y estos se van "marcando" a medida que el estudiante progresa. Se supone que todas son alcanzadas para permitir que el estudiante se gradue. La sensación de satisfacción alcanzada en las diferentes etapas de ese proceso desde la definición de competencia, pasando por su especificación hasta alcanzar la competencia propuesta es inmensa. Pero queda la pregunta ¿porqué y para qué?.
Creemos que el curriculum universitario debe tener en cuenta un conjunto de competencias que asegure que los nuevos graduados están preparados para garantizar resultados seguros para los pacientes. Pero también creemos que no se deben bloquear a niveles más altos de habilidades o razonamiento -crítico y lógico- que es ofrecidoen el nivel apropiado de educación. Estas habilidades son, sin duda, menos tangibles que las competencias individuales y supuestamente medibles que (cuando se logran) conllevan la etiqueta de "competente". Permitamos que continue la búsqueda de los "ingredientes mágicos" (las competencias) que deben adquirirse para hacer a una enfermera capaz. Si esto puede relacionarse con resultados en los pacientes y, en especial, con supervivencia tras una cirugía, y se identifican las competencias principales que llevan a un cuidado más seguro mucho mejor. Pero sería un riesgo ignorar la evidencia ya existente de que las enfermeras tituladas ofrecen mejores resultados.
Cuando hablamos de resultados negativos para los usuarios de sanidad (Eventos adversos) uno de los planteamientos principales es el de la adecuación del número de profesionales disponibles en relación con las necesidades de atención de los usuarios, pero en estos planteamientos solemos olvidar el aspecto competencial de los profesionales y su influencia en esos resultados.
Pero no hemos de limitar nuestra visión sobre los resultados en los usuarios a aquellos indicadores clave claramente dependientes de los cuidados sino que, para dejar absolutamente demostrada la necesidad de unos cuidados profesionales, debemos apuntar a resultados clínicos "completos" como mortalidad, morbilidad, reingresos...
Sobre ello versaba la editorial de febrero de Journal of advanced nursing firmado por L Sasso, A. Bagnasco y R Watson (1) traducida a continuación, espero que resulte útil.
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La competencia clínica en enfermería sigue insuficientemente definida, difícil de medir y controvertida. Sin embargo, la investigación y la educación sobre competencia continua y, en todo el mundo, la competencia profesional sigue "en agenda"(2). Además de los aspectos anteriores de la competencia, faltan pruebas de que sea directa e independientemente efectiva para mejorar el cuidado. En otras palabras, no sabemos si existen resultados sensibles a la competencia clínica de las enfermeras o a las competencias clínicas específicas. El sentido común parece decir que cuanto más competentes sean los profesionales mejores serán los resultados clínicos; es lógico asumir eso. Sin embargo, el sentido común y las deducciones lógicas no son evidencias. Así que continua el desafio (cuando ya se ha alcanzado algún resultado respecto a resultados sensibles a cuidados) de demostrar que existen cuidados sesibles a la competencia.
Naturalmente, el tema de los resultados sensibles al cuidado es objeto de controversia; se han identificado muy pocos y algunos de los que suponemos son a su vez indicadores clave relacionados con los cuidados de enfermería (tales como el desarrollo de UPP siempre en la cima de los resultados sensibles al cuidado (3)) no tan sensibles a la competencia (4). Además, tratar de distinguir la contribución de enfermería a los resultados clínicos entre los de otros profesionales sumado a las características del centro y del propio paciente es bastante difícil. Sin embrago, hay un resultado principal de cualquier contacto con los servicios de salud que no puede ser discutido en términos de medida y precisión tal es la muerte, y la mortalidad tras la atención sanitaria es un resultado sensible a la enfermería definifitvamente(4). El ejemplo principal es la mortalidad tras cirugía. Si bien hay muchas variables implicadas tales como la competencia quirúrgica o anestésica, por ejemplo, dos aspectos de enfermería parecen estar relacionados con la mortalidad quirúrgica: Pacientes por enfermera y porcentaje de enfermeras con educación superior; la primera relacionada inversamente con la mortalidad y la última directamente relacionada(5). El motivo por el que existe relación entre el número de pacientes por enfermera y la mortalidad es, probablemente, que cuantos más pacientes tiene a su cargo una enfermera es menos posible que pueda atender a todos los aspectos del cuidado con consecuencias adversas. La razón por la que el procentaje de enfermeras con educación superior se relaciona con la muerte de pacientes es menos obvia. Está claro que algo en las tituladas superiores marca la diferencia y que ese efecto es robusto. La educación universitaria busca aumentar la conciencia del profesional sobre las consecuencias de su práctica clínica, incluyendo los resultados en seguridad del paciente. Por tanto el aspecto referido al grado de cualificación debe indicar en qué grado son conscientes de las consecuencias de sus actos y están mejor preparadas para garantizar la seguridad del paciente. Se necesitan más estudios para comprender los "ingredientes" específicos de la educación enfermera que hacen que las enfermeras tituladas proporcionen cuidados más seguros tal y como se miden los resultados tras el alta. Queda por ver si el efecto de la titulación superior de las enfermeras es visible en otras áreas de la práctica clínica, y en términos de satisfacción del paciente, calidad de la atención o rendimiento individual o institucional.
¿Y qué decir de la competencia? La Competencia surge como oposición a los test de inteligencia como forma de entrenar a profesionales cualificados con la idea de que, si entrenas a alguien para hacer algo hará exactamente lo que necesitas(6). Esto es lo deseable para una linea de producción industrial o para tareas repetitivas donde los problemas planteados son siempre los mismos. Sin embargo en enfermería se hace algo más que tareas repetitivas; hace falta capacidad de juicio. Por ejemplo, cualquiera puede aprender a hacer la cura de una herida, pero más allá de eso una enfermera debe: Hacer un juicio (clínico) sobre si la cura debe realizarse, el estado de la herida cuando se hace la cura y si hace falta una acción diferente, le proporciona información al paciente sobre la evolución de la herida y sobre porqué se ha elegido un determinado tratamiento, documenta adecuadamente la cura indicando cuando puede ser necesario un nuevo cambio.
La pregunta es si, en este ejemplo, estamos hablando o no de competencia o si estamos hablando de un mayor nivel de habilidad, descrito por algunos como "capacidad"(7). Sin embargo, la definición de competencia varía y la relación entre competencia y capacidad no está universalmente aceptada. Pese a ello, la competencia, como se concibió originalmente, se quiso describir como un nivel bajo de capacidad que no requeriría necesariamente un alto nivel académico (de hecho, obvia la necesidad de capacidad academica) y probablemente es un término inadecuado para su uso respecto a la educación en enfermería(8). Pero, como se ha indicado más arriba, el término persiste y continua siendo atractivo para quienes tienen algo que ver con la educación a enfermeras especialmente en las universidades y no al nivel de grado. La imagen predominante de la enfermería, predominantemente femenina, de "buen corazón" hace perdurar la creencia que si se tiene "buen corazón" es todo lo que se necesita; quizás sería mejor decir "Si tienes casi decido ser enfermera, es todo lo que necesitas".
Asi, de cara a la persistencia de la noción de competencia, además de comprenderla, está el desafío para sus promotores de demostrar que vale la pena y que diferencia los cuidados de las enfermeras. Claramente, es relativamente fácil obtener una definición de trabajo de competencia en lo que se refiere a como se aplica a los programas de formación de enfermería. A partir de ahí, las competencias específicas (¿o sólo "competencias"?) que se han de lograr se pueden enumerar; en las facultades del Reino unido es así, cada una tiene un largo listado de competencias que se deben alcanzar en las distintas etapas del programa y estos se van "marcando" a medida que el estudiante progresa. Se supone que todas son alcanzadas para permitir que el estudiante se gradue. La sensación de satisfacción alcanzada en las diferentes etapas de ese proceso desde la definición de competencia, pasando por su especificación hasta alcanzar la competencia propuesta es inmensa. Pero queda la pregunta ¿porqué y para qué?.
Creemos que el curriculum universitario debe tener en cuenta un conjunto de competencias que asegure que los nuevos graduados están preparados para garantizar resultados seguros para los pacientes. Pero también creemos que no se deben bloquear a niveles más altos de habilidades o razonamiento -crítico y lógico- que es ofrecidoen el nivel apropiado de educación. Estas habilidades son, sin duda, menos tangibles que las competencias individuales y supuestamente medibles que (cuando se logran) conllevan la etiqueta de "competente". Permitamos que continue la búsqueda de los "ingredientes mágicos" (las competencias) que deben adquirirse para hacer a una enfermera capaz. Si esto puede relacionarse con resultados en los pacientes y, en especial, con supervivencia tras una cirugía, y se identifican las competencias principales que llevan a un cuidado más seguro mucho mejor. Pero sería un riesgo ignorar la evidencia ya existente de que las enfermeras tituladas ofrecen mejores resultados.
- Sasso L, Bagnasco A, Watson R. Competence-sensitive outcomes. J Adv Nurs [Internet]. 1 de febrero de 2016 [citado 12 de marzo de 2016];n/a - n/a. Recuperado a partir de: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jan.12941/abstract
- Yanhua C. & Watson R. (2011) A review of clinical competence assessment in nursing. Nurse Education Today 31, 832–836.
- Maben J., Morrow E., Ball J., Robert G. & Griffiths P. (2012) High Quality Metrics for Nursing King's College, London.
- Griffiths P., Jones S., Maben L. & Murrels T. (2008) State of the Art Metrics for Nursing: A Rapid Appraisal King's College, London
- Aiken L.H., Sloane D.M., Bruyneel L., Van den Heede K., Griffiths P., Busse R., Diomidous M., Kinnunen J., Kózka M., Lesaffre E., McHugh M.D., Moreno-Casbas M.T., Rafferty A.M., Schwendimann R., Scott A.P., Tishelman C., van Achterberg T. & Sermeus W. (2014) Nurse staffing and education and hospital mortality in nine European countries: a retrospective observational study. The Lancet 383, 1824–1830.
- Watson R. (2002) Clinical competence: starship enterprise or straitjacket? Nurse Education Today 22, 476–480
- Stephenson J. & Yorke M. (1998) Capability and Quality in Higher Education Kogan Page, London.
- Watson R. (2006) Is there a role for higher education in preparing nurses? Nurse Education Today 26, 622–626
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14.3.16
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La formación SI importa #stoprnreplacement
Esta es una historia que transcurre en tierras lejanas; tierras que constituyen para mi una referencia profesional desde que levanté la vista de mi entorno inmediato y quise saber cómo eran las enfermeras en otras latitudes.
Y aunque suene a broma lo primero que tal vez deberíamos aclarar es que NADIE define de modo universal qué es una enfermera (y ni qué decir de para qué sirve a un sistema de salud); la propia OCDE se hace un buen lio al tratar de cuantificar la fuerza laboral de cuidados en sus estados miembros, eso por no hablar del monumental barullo de titulaciones que tenemos en la supuesta Unión Europea; pero si quereis más datos os referiría a las entradas de +Juan F. Hernández Yáñez @Juherya sobre el tema.
Por mi parte quería ilustrar el caso del #RNReplacement que está ocurriendo en Canadá desde hace un año como el posible "segundo asalto" de un movimiento que ya acompañó a la entrada de la enfermería en la universidad... la presencia de los técnicos sanitarios de grado medio y superior. Una presencia que abrió conflictos sobre aspectos concretos de la práctica que aún no se han cerrado pese a la LOPS.
La RNAO está poniendo no sólo la presión social (firmas dirigidas al primer ministro) o de los propios profesionales en el escenario; también está recurriendo a las numerosísimas publicaciones científicas que apoyan la necesidad de unas plantillas suficientes no sólo en la cantidad de personal según las necesidades de los usuarios sino también con la formación adecuada.
Los resumenes de las publicaciones que vinculan eventos adversos y falta de un mix adecuado de enfermería son enviados junto con las notas de prensa en las que se detallan los planes de la administración para recortar el gasto sanitario disminuyendo el número de enfermeras tituladas universitarias...
La gota que ha colmado el vaso ha sido la intención del gobierno canadiense de "probar" su nuevo esquema de dotación de plantilla en las unidades de cuidados intensivos neonatales...
Esperemos atentos a ver qué pasa, no olvidemos que aquí sigue por algún cajón guardado el proyecto de "tecnificar" más ámbitos de atención... una forma sutil de hacer Gerrymandering.
Y aunque suene a broma lo primero que tal vez deberíamos aclarar es que NADIE define de modo universal qué es una enfermera (y ni qué decir de para qué sirve a un sistema de salud); la propia OCDE se hace un buen lio al tratar de cuantificar la fuerza laboral de cuidados en sus estados miembros, eso por no hablar del monumental barullo de titulaciones que tenemos en la supuesta Unión Europea; pero si quereis más datos os referiría a las entradas de +Juan F. Hernández Yáñez @Juherya sobre el tema.
Por mi parte quería ilustrar el caso del #RNReplacement que está ocurriendo en Canadá desde hace un año como el posible "segundo asalto" de un movimiento que ya acompañó a la entrada de la enfermería en la universidad... la presencia de los técnicos sanitarios de grado medio y superior. Una presencia que abrió conflictos sobre aspectos concretos de la práctica que aún no se han cerrado pese a la LOPS.
La RNAO está poniendo no sólo la presión social (firmas dirigidas al primer ministro) o de los propios profesionales en el escenario; también está recurriendo a las numerosísimas publicaciones científicas que apoyan la necesidad de unas plantillas suficientes no sólo en la cantidad de personal según las necesidades de los usuarios sino también con la formación adecuada.
Los resumenes de las publicaciones que vinculan eventos adversos y falta de un mix adecuado de enfermería son enviados junto con las notas de prensa en las que se detallan los planes de la administración para recortar el gasto sanitario disminuyendo el número de enfermeras tituladas universitarias...
La gota que ha colmado el vaso ha sido la intención del gobierno canadiense de "probar" su nuevo esquema de dotación de plantilla en las unidades de cuidados intensivos neonatales...
Esperemos atentos a ver qué pasa, no olvidemos que aquí sigue por algún cajón guardado el proyecto de "tecnificar" más ámbitos de atención... una forma sutil de hacer Gerrymandering.
Escribiuno/Writed by
XMMeijome
Ó
9.3.16
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