Que la agencia andaluza del conocimiento (perteneciente a la consejería de economía) saque un listado de áreas de evaluación científico-técnica sobre el que se evalúan los expedientes de I+D+i puede parecer lejano a las necesidades de la profesión en aspectos que la mayoría de las enfermeras dedicadas a práctica clínica considera esenciales.
Pero cuando hablamos de lo que ha pasado durante la pandemia y tratamos de explicarnos cómo pudimos tardar tanto (demasiado) en reaccionar para dar solución a las necesidades de comunicación y compañía de los pacientes afectados de COVID19 nos encontramos conque los mensajes que continuamente se emitian desde la base se perdían en algún punto de las organizaciones.
Cuando tratamos de razonar que los puestos de trabajo de enfermera en ciertas áreas necesitan un nivel de expertise o que para atender de forma eficaz ciertas necesidades clínicas hacen falta profesionales de práctica avanzada esos mensajes tardan décadas en calar en las estructuras de gestión y son mal traducidas en la normativa.
Cuando se quiere volcar a nivel de la organización lo que la evidencia científica muestra sobre la relación entre plantillas y su "skill mix" y los resultados en los usuarios...
Toda aparente falta de voz, de presencia, de "silla"... parte de un molde cultural traslucido simbólicamente en el uso de expresiones que deberían ser historia como ATS y que normalizan ausencias como la del citado listado que ha levantado una pequeña polvareda (1, 2).
Pese a lo señalado por Julio Fernández en Andorra en 2017 siendo aún presidente de la conferencia de decanos de enfermería sobre la falta de un código UNESCO propio...
y que provoca que el propio ministerio de ciencia no reconozca a la enfermería en su catálogo porque su listado "bebe" directamente del denominado FoS (campos de ciencia y tecnología) que clasifican investigación y desarrollo experimental...
Pero no es cierto que nuestra disciplina no esté en el listado de la UNESCO; lo está, pero en el listado de la Clasificación normalizada de educación (2011) como saben tanto la propia CNDE como la AEC conscientes de que hace falta la inclusión en el FoS para que ANECA y CNAI dejen de servir de justificación a quienes redactan las normas de autonomías y organismos investigación que cierran el paso a la ciencia del cuidar.
Y ¿quien puede llevar la silla a donde eso se decide?. Evidentemente además de la mencionada CNDE los que alardean de legítimos representantes deberían aprovechar sus buenas relaciones en la comunidad andaluza y poner remedio a ello tanto a nivel autonómico como estatal. Ellos que ahora ya se mueven contra el uso inadecuado de la etiqueta mencionada (#AlertaATS).
Ya lo había dicho pero este es un objetivo estratégico de la enfermería a nivel mundial y si 2020 debería servir para algo más allá de la fotos "visibles" es para esto. Una labor denodada que tiene nombres y apellidos los de aquellas personas que representan a las enfermeras españolas en la campaña Nursing Now y en el CIE.
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