Las personas habituadas al estudio de los comportamientos humanos nos podrán orientar mejor sobre el enfoque correcto a este escenario; pero volvemos a estar ante el requisito muy simple, pero muy repetitivo; con un alto impacto en resultados (handwashing ROI), pero difícil de controlar sin interferir en el propio resultado.
La OMS mostró su preocupación por el tema del lavado de manos al dedicarle su primer desafío mundial por la seguridad del paciente y publicar una serie de documentos (ahora en castellano); las organizaciones han derrochado creatividad (como el vídeo que os pongo para amenizar la entrada o juegos interactivos como Wi-Five) para concienciar sobre el problema consiguiendo logros momentáneos en la "disciplina de la práctica", pero la rutina y las prisas parecen más fuertes y hasta la más concienciada de las enfermeras se cansa de repetir el mismo mensaje a diestro y siniestro recibiendo a cambio un sin número de expresiones faciales desagradables y respuestas verbales inadaptadas.
Basta además una única actitud prepotente de las personas que, por su formación y conocimientos sobre el tema, debería(mos) dar ejemplo para que se produzca una cadena de "adhesiones inquebrantables" a actitudes negativas.
Basta que se confunda libertad clínica con libertad normativa y se crea que las pautas de higiene de manos para una unidad o servicio en concreto está fuera del alcance de la política institucional (a dictar por los profesionales de la prevención en los foros y por los medios adecuados) para que un 'atajo' se difunda más y mejor que cualquier práctica correcta usándose luego como referencia ante cualquier llamada de atención.
Y volveríamos a estar como al principio... Es por ello y porque la economía de mercado vive de la creación y alimentación de necesidades que el propio consumidor desconoce que el desarrollo y marketing de los sistemas de vigilancia del lavado de manos (como el ya referido de Hygreen o el que se está desarrollando para el NHS) están entrando en una fase de expansión exponencial a la que sólo el tiempo y la evidencia pondrán en su sitio; esperemos que, por una vez, nuestro tradicional atraso tecnológico nos libre de meternos 'a saco' a un gasto que sería evitable si TOD@S tomásemos conciencia de nuestra parte.
Las opciones señaladas en el título de la entrada están sobre la mesa así como suena; me resulta curioso que sean las autoridades institucionales las principales difusoras de este problema mientras que en el plano profesional únicamente las sociedades que tienen que ver con la prevención lo abordan... tal vez sea eso lo que falle; la falta de un planteamiento transversal tanto desde el punto de vista profesional como desde los "enfoques" de gestión.
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